El día viernes al salir del trabajo al mediodía, me doy cuenta que había olvidado mi paraguas. Como había caminado ya 3 cuadras, me dio fiaca volver a buscarlo, sobre todo porque se asomaba nuevamente el sol.
Todo el fin de semana rogando porque el lunes no lloviera a la mañana o al menos no hasta que entrara a trabajar a las 7.40 hs.
Tanto el viernes como el sábado entre una y otra frase, le comenté a mi novio lo sucedido con el paraguas.
Hoy a las 5 de la mañana me despierta el ruido de la lluvia pegando fuertemente en el techo del patio de la vecina. Faltaba una hora para levantarme y dos para salir. Así que pensé, que tal vez en dos horas seguramente pararía de llover.
Pero no.
A las 6 sonó la alarma. Prendí la luz del velador y me quedé en la cama, desganada, con malestar en la garganta y suplicando que parara de lloviznar.
Cuando me estaba quedando entredormida, suena el celular. El mensaje de cada día:
"¡Muy buenos días MI PEQUEÑA CRIATURA :)!. Llueve y hace frío, así que tratá de salir un rato antes. Abrigate y cuidate. Que tengas un lindo día, tan lindo como vos ;). ¡Nena, no te suelto más!." 6:15 am.
Al cual yo respondo:
"Quiero mi paraguas! :s estoy pensando cómo hago para salir de mi casa? Hace más de una hora que no para de llover! Hermoso de mi corazón, el bombón más rico y dulce del mundo...te amo! que tengas un buen día y cuidate mucho. Cientos de besos...muaa..!" 6:20 am.
Ya mirando la hora en el despertador y con la intención de salir con tiempo, me levanto de la cama. Me preparo el desayuno: té con leche, miel y unas galletitas, y me lo llevo a la cama. Una fiaca total de día lunes.
Afuera seguía lloviendo. Fuerte. Muy fuerte.
Me llega otro mensaje:
"Tal vez cuando salgas pare de llover, por eso te digo que lo hagas un rato antes y te quedas esperando en el porche.
Agarrá una bolsa, la cortás al medio y te cubrís la cabeza y la espalda aunque sea ;). Ponete la campera tipo rompeviento y llevate un par de medias y un pantalón en una bolsa de plástico bien cerrado...mil BESOS." 6:38 am.
Mientras leía me reía. Parecía "hagalo usted misma" de Utilísima satelital. Pero no le dije nada de todo eso, porque sé que me lo decía en serio y que tal vez no le agradaría que me lo tomara como un chiste. Entonces le respondo lo siguiente:
"O me podés venir a rescatar vos en tu super bicicleta y cubierta como vos decís, estoy más E.T que nunca! jajaja." 6:42 am
Ya empezando a apurarme, me meto en el baño a peinarme y maquillarme.
En eso, siento que vuelve a sonar el celular, pero tenía que apurarme. Después en algún momento lo leería y le contaría cómo llegué pasada por agua al trabajo.
Salgo del baño, cambio de bolso, guardo un par de medias en una bolsa para cambiarme en caso de que se me mojaran las que llevaba puestas, me pongo la campera rompevientos y leo a las corridas el mensaje:
"Así que querés que te vaya a rescatar...¡mirá vos qué bien!, ¡por los clavos de Cristo, qué barbaridad!, ¿quién te pensás que soy?...¿tu NOVIO? ;). Muchos BESOS más." 6:49 am.
No le respondo. Decidí que lo haría una vez llegada al trabajo.
Salgo. Bajo en el ascensor. Camino hacia el porche. Saludo a la vecina que esperaba a que parara de llover. Yo no me quise quedar, igual me iba a mojar.
Así que allá salí: dispuesta a caminar rápido y tomarme cuanto antes el colectivo.
Cuando estoy llegando a la esquina siento que el celular comienza a vibrar, una, dos, tres, cuatro veces. Alguien me estaba llamando. ¿Quién podía ser?......él!!!.
Le cuento que recién salía de casa, que llovía mucho. Me pregunta por dónde estoy y le digo que a una cuadra y media de Av La Plata,y que cuando llegue al trabajo le envío un mensaje. Nos despedimos.
Rápidamente guardo el celular en la mochila.
Llego a la esquina de la otra cuadra de mi casa y sin dejar de caminar, veo de reojo la silueta de una persona que está parada con paraguas en la mano, que acelerando el paso camina tras mío. "Chau, ahora me afanan..."- pensé. Y siento que la persona me cubre con su paraguas y se para al lado mío para cruzar la calle. Levanto la cabeza para mirarlo, con miedo.
"¿Qué hacés acá?" - le pregunté.
Él sólo sonreía.
No entendía que hacía esperandome y que no estuviera en el trabajo. Me explicó que hoy es el Día del Metalúrgico y que no trabajaba.
Mi corazón latía muy rápido, un poco por el susto que me pegué y otro porque realmente no esperaba verlo. No caía. No podía creer que hubiese sido capaz de viajar una hora y media por mí, en lugar de quedarse en su casa durmiendo, más que nada con un día así. Que hubiese sido capaz de acompañarme en un viaje de sólo 20 minutos hacia el trabajo, solamente para mimarme y cubrirme con su paraguas en este día tan lluvioso...